Creemos que nuestra mejor publicidad son los padres que traen a sus hijos e hijas a nuestras Kabi Etxeak, por lo que aquí podréis encontrar los relatos de las familias que han depositado su confianza en nuestro proyecto. Muchas gracias a todas ellas.
Conocimos el modelo educativo de la Casa Nido a través de un grupo de WhatsApp de madres lactantes de Donostia. Algunas de las madres del grupo habían vivido la experiencia con alguno de sus hijos y nos contaban lo bien que les había ido. No hay mejor testimonio que el boca-boca.
Empezamos el pimer año de Joane con Carmen y Vista Eder. La experiencia superó con creces las expectativas que nos habíamos creado, tanto es así, que al año siguiente Joane repitió y Gari, su hermano, se unió a la experiencia.
Carmen es una excelente profesional como educadora, cercana, empática, y con un “feeling” muy especial con los niños, les hace enseguida sentirse cómodos y seguros.
El contacto con la naturaleza y el aire libre eran y son fundamentales para nuestra familia. Nuestros txikis lo pudieron disfrutar en Vista Eder siempre que la climatología lo permitía: paseos y juegos en el parque de Cristina Enea viendo pasar todas las estaciones del año; en el jardín de la casa de Vista Eder con las flores, los caracoles y la piscina y en la playa... ¡un lujo sin duda!
Carmen siempre tenía la respuesta tranquilizadora y adecuada para nuestras dudas e inseguridades en relación a la educación de nuestros txikis...
¡Cuánto hemos aprendido contigo!
Ha sido una experiencia maravillosa que jamás olvidaremos. Un pero... que no existan las Kabi Etxeak más allá de los 3 años 😉
Carmen, gracias por formar parte de esta época tan bonita de Joane y Gari.
Paso a paso… pasa la vida, paso a paso… van creciendo los niños y niñas de la casa, y con ello también las decisiones que tenemos que tomar los padres. Ya no son tan pequeños y entre todos esos nuevos retos, posiblemente el más grande, es la elección de una escuela infantil.
Ha llegado el día de dejar a nuestros hijos e hijas al cuidado de otra persona, un momento lleno de dudas, una elección que no es fácil de tomar, pero que es necesaria.
Opciones sí que hay, escuelas infantiles públicas, privadas… y también están las Casas Nido. Y ¿qué son las Casas Nido? Las Casas Nido son hogares adaptados para atender a un máximo de 4 niños y niñas de 0 a 3 años. Es la casa del/la propio/a educador/a que se encargará de adaptar el hogar y hacerla segura y accesible para que se produzca el verdadero aprendizaje, en un entorno tranquilo y con una figura de apego estable y cercano.
Esa es la explicación que da la página web www.kabietxeak.eus, pero yo diría que es algo más que eso: un proyecto excelente y bonito, preparado con amor.
En nuestro caso, Amaia apareció en el momento más necesario en la vida de Ibone (mi hija) y en la mía.
Llegan las vacaciones de verano de los niños y niñas y con ello la reducción de horarios de las escuelas infantiles, tanto públicas como privadas. Pero esta reducción de horarios, en cambio, no se da en la jornada laboral, y cuando no tienes oportunidad de recurrir a la familia o amigos para cuidar de tu hijo o hija, realmente es un gran problema.
Por eso, cuanto conocí Kulunka Kabi Etxea, no me quedó más claro que tenía que ser el destino, todo eran ventajas: la flexibilidad de horarios, estar tan cerca de casa…
Apenas tuvimos tiempo para la adaptación, pero Ibone enseguida se hizo a la casa. Ella iba muy a gusto y yo la llevaba muy a gusto. Kulunka es una casa adaptada a las necesidades de los pequeños, ordenada, limpia, luminosa, amplia. Se percibe un trabajo hecho con amor y mimo cada vez que entras…
Por todo eso, muchas gracias Amaia, muchas gracias por ofrecer un ambiente familiar tan necesario.
Cuando llegó el momento de buscar una opción para el cuidado de nuestro hijo Julen, no teníamos claro cual podía ser la mejor solución. Habíamos oído hablar de las "Kabi Etxeak" pero no teníamos referencias concretas. Sin conocer mucho sobre ellas, ni el sistema, fuimos a conocer "Bihotzez" Kabi Etxea y a Idoia. Todo un flechazo: ¡la casa e Idoia!
La sensación que percibimos desde el primer momento fue muy positiva y enseguida nos dimos cuenta que queríamos que Julen se quedara allí.
Sin embargo, inevitablemente, al llegar el día de dejar por primera vez a Julen para incorporarnos nosotros al trabajo, se mezclaron diferentes sentimientos. Julen tenía solo 5 meses y era prácticamente la primera vez que nos separábamos de él. Nuestra impresión era que el niño no tenía unas pautas muy concretas para comer y dormir, además de ser un pequeño "mimosín". Pero todos nuestros miedos desaparecieron enseguida y ¡la adaptación fue super fácil! El sistema se adapta perfectamente al ritmo de cada niño, de sus siestas y de sus comidas. Y lo mismo la casa. Cada uno de sus rincones está pensado en los niños, su evolución, diversión… Con todo ello, se generan espacios y actividades donde los niños encuentran aquello con lo que se sienten a gusto y cómodos. Y todo ello en un ambiente super dulce.
Por otra parte, Idoia. La forma en la que cuida, educa y mira a cada niño es especial. Además apoya y ayuda a los aitas con todas las dudas y miedos que van surgiendo a lo largo de la evolución del niño. Por eso, nos marchábamos todos los días tranquilos y contentos dejando a Julen en sus manos, con la sensación de dejar a Julen como en su segunda casa.
Ahora ha llegado el momento en el que él tiene que dejar la casa para empezar una nueva etapa en la ikastola. A pesar de ello, estamos contentos porque sabemos que en "Bihotzez" Kabi Etxea ¡siempre habrá hueco para nosotros! Eskerrik asko, bihotzez!
Nuestro pequeño Mikel estuvo en casa hasta los 9 meses. Como padres primerizos, nos aterraba la idea de dejarlo a cargo de otra persona y queríamos que estuviese con nosotros el mayor tiempo posible. Así que, cuando tuvimos que decidir dónde o con quién dejarlo, éramos un mar de dudas.
Entonces conocimos a Idoia y el proyecto de Kabi Etxeak. Hay que decir que el proyecto nos encajó perfectamente desde el principio: un entorno acogedor, con pocos niños, donde Mikel tendría la atención que necesitaba, donde se respetarían sus ritmos y se daría total libertad a sus intereses y necesidades. Era simplemente perfecto, y además lo teníamos al lado de casa.
Sin embargo, nada habría sido lo mismo sin Idoia. Un buen proyecto era importante, pero sinceramente, el pilar principal es la persona al cargo del mismo. Idoia nos conquistó desde el primer momento: su ternura, la pasión con la que hablaba de su trabajo, la forma de tratar a sus hijos… Todo nos decía que podíamos confiar en ella. Y así fue.
Este año Idoia ha sido una persona fundamental en nuestra familia. Cuando dejábamos a Mikel con ella, nos sentíamos tranquilos al ver lo feliz que se quedaba. De hecho, a menudo se le olvidaba despedirse de nosotros, ensimismado en sus juguetes. Al recogerlo, más de lo mismo. Ver que te da la bienvenida con una sonrisa en la boca, pero con ganas de enseñarte con qué ha estado jugando o qué ha estado haciendo, son cosas que no tienen precio. Separarte de un hijo es mucho más sencillo en estas condiciones.
El curso que viene Mikel comenzará en el colegio. Es un gran paso, que a la vez nos da bastante miedo. Sabemos que no tendrá los privilegios que ha tenido en la Kabi Etxea y tendrá que adaptarse a bastantes cosas, pero a la vez llega con una mochila llena de experiencias bonitas y la seguridad de sentirse querido. Nosotros además hemos ganado una amiga que, sin duda, nos acompañará por mucho tiempo.
Gracias por todo, Idoia.
Martín fue a una guardería porque no pensamos que habría otra alternativa . Las chicas de la guardería eran muy majas pero hacían lo que podían con quince niños a su cargo… (sólo en cambiar pañales se les iba media mañana y mientras los niños, están ahí, pasando el rato solitos con cuatro juguetes).
Siete u ocho meses después me hablaron de las Casas Nido, investigamos un poco y a primera vista tenía una pinta estupenda, una persona formada, cuidaba y acompañaba a cuatro niños, en su propia casa. Ya solo eso nos parecía un avance absoluto, así que decidimos sacarle de la guardería y llevarle a la casa de Oihane en Andoain. Nosotros vivimos en Donosti y a todo el mundo le pareció una incomodidad y una locura llevarle hasta Andoain todos los días, pero nuestro instinto nos dijo que merecería la pena y así ha sido sin duda.
El cambio fue radical desde la primera semana con Oihane. Ibamos a buscar a Martín a casa y estaba feliz, salía muchísimo más contento que cuando íbamos a buscarle a la guardería, de donde salía bastante apático. No tardó nada en ver a Oihane como una figura de apego. En seguida supimos por qué.
En la Casa Nido le dejamos con una confianza absoluta, es como dejarle con la amona, que sabes que le va a dar todo el cariño y el tiempo que necesita el niño, pero además esta "amona" es una persona joven, con más energía, más paciencia y además formada en crianza con apego, Pikler, Baby Led Weaning, lactancia, Montessory… No puedo pedir más. Todo este conocimiento es fundamental para que los niños aprovechen y disfruten todo ese tiempo en el que no están con nosotros. De hecho yo también he aprendido muchísimo de ella en todos estos temas.
Se respeta absolutamente el ritmo de los niños, en cuanto a sueño, comidas, gustos, aprendizaje, etc., pero además les mima y les cuida y les alienta a tener autonomía.
Los días que Martín se levanta más mimoso y necesita más brazos y más cariño y cercanía, en la Casa Nido lo tiene, lo cual es lo que más tranquilidad nos dá, que reciba cariño es lo más importante para nosotros. Además pasar unas horas con niños de otras edades, les enseña muchísimo, entre ellos se entienden, se observan, se enseñan, y al ser solo cuatro interactúan, no solo juegan uno al lado del otro como en la guardería, es como si estuviera con sus primos, en familia.
Son tantas las cosas buenas que es imposible hablar de todas: salen a la calle todos los días un ratito, (a comprar el pan, al parque…), la comida es genial, toda casera, ecológica, ¡come mejor que en mi casa!. Unos días pintan con tizas, otro juegan sobre una mesa de luz, otro día con arena… Cada día es diferente para ellos, aprenden rutinas como lavarse los dientes desde muy pequeños, les deja aprender a usar cubiertos a costa por supuesto de dejarle la cocina como si hubiera pasado un huracán, no hay otra manera de aprender, pero Oihane les deja hacerlo con una paciencia infinita. Además nos escribe constantemente al WhatsApp para mandarnos fotos, decirnos cómo está Martín, qué tal ha comido, con qué está entretenido jugando, si ya está dormidito… No es cómo estar con él, pero nos acerca mucho, se agradece muchísimo.
Seguro que me dejo cosas y no sé si he sido capaz de expresar lo absolutamente contentos que estamos con Oihane y su proyecto, solo sé que cuando Martín tenga un hermanito o hermanita no irá nunca a una guardería (no le haremos pasar por eso, ya hemos aprendido) y ojalá pueda ser de nuevo con Oihane sin ninguna duda.
Antes de pensar siquiera en la posibilidad de tener una hija, habíamos tenido la suerte de conocer a Idoia y de verla relacionándose con sus propios hijos. También conocíamos, por otras referencias, el proyecto de Kabi Etxeak. Además, sabíamos que se trataba de un espacio donde la vida se hacía en euskera, lo que nos parecía muy importante.
Por todo ello, cuando se presentó la ocasión, no lo dudamos. Nuestra única preocupación era que hubiese una plaza libre en Bihotzez Kabi Etxea...
La experiencia no sólo no nos ha defraudado, sino que ha sido aún mejor de lo que esperábamos.
Se podrían contar maravillas sobre el trato individualizado y el cuidado basado en el vínculo afectivo, la pedagogía de respeto hacia el niño o niña y sus ritmos y necesidades, el acompañamiento de las relaciones en el grupo, o el fomento de la autonomía.
Sin embargo, lo que no nos imaginábamos era que, además de todo eso, la casa de Idoia iba a pasar a ser también un poco nuestra casa. No esperábamos que cada duda o inseguridad nuestra fuera escuchada con respeto e interés, que se nos fuera a orientar sobre cualquier problema y que íbamos a poder expresar nuestros miedos, preocupaciones y meteduras de pata sin sufrir juicios de valor.
Nahia ha tenido la gran suerte de contar con Idoia desde los 11 meses hasta los dos años y medio, pero Fabio y Marta hemos tenido al menos tanta suerte como ella.
Así, cerramos esta etapa con mucha pena, pero también con la certeza de que el paso por Bihotzez Kabi Etxea nos ha facilitado poner unos firmes cimientos para el futuro de Nahia, y para continuar nuestro camino junto a ella del mejor modo posible.
Este último año nuestro hijo, nuestro tesoro, ese que no quieres dejar en manos de cualquiera, ha vivido en Vista Eder, de 08:00 de la mañana a 14:00 de la tarde. Aunque en un principio tuve miedo, después de un año he llegado a una conclusión clara: Casa Nido, un nombre de lo más adecuado.
Para nuestros pequeños que no podemos cuidar en nuestros hogares, por la razón que sea, las Casas Nido pueden ser un segundo nido. Un lugar seguro, tranquilo y agradable donde pasar sus primero años de vida, unos años decisivos.
Después de hacer la adaptación que necesitaba el niño, todas las mañanas iba a Vista Eder con muchas ganas. Le encantaba hacer la bienvenida, cantar canciones, tomar el almuerzo, hacer las maravillosas visitas casi diarias al parque de Cristina Enea o las salidas a la playa. Jugar por aquí y por allá, en contacto con la naturaleza, descubriendo cosas nuevas, intentado saciar su curiosidad infinita. Hiciera lluvia o sol, siempre había algo divertido para hacer: pintar, regar las flores, jugar con la arena, buscar los pavos reales, dar de comer a los patos… Planes espontáneos o acordados, hablando entre todos. Y para acabar, una comida autónoma en la mesita adecuada a su medida (con unas vistas impresionantes) y siesta con los compañeros.
También suele haber enfados, golpes y mordiscos, pero con las respuestas tranquilas y respetuosas que se han ofrecido, siempre he recogido a mi hijo tranquilo y con las ganas que siempre me ha demostrado para ir, lo he dejado con total tranquilidad porque sé que está en buenas manos.
Los niños que están en las Casas Nido se encuentran en manos de profesionales, estas personas tienen el tiempo y la capacidad de dar la atención que necesita cada niña/o. Pocas/os peques, ambiente hogareño tranquilo, tanto entorno como material preparado y relación directa con las madres-padres. Es sabido que los niños/as pequeños/as necesitan más atención y que los ratios bajos son necesarios. Esto está garantizado en las Casas Nido.
Todos los días a las salidas, hacíamos un pequeño resumen e íbamos viendo la evolución del niño de cerca. Hasta que antes de darnos cuenta, llegó el verano.
Aparte de ser madre de un niño que ha ido a una Casa Nido, tengo la suerte de conocer personalmente a Carmen, con su ayuda he tenido la oportunidad de aprender mucho sobre nuestro hijo y creo que es una profesional excepcional. La relación que nuestro hijo ha creado con ella es muy bonita y sana.
¿Dónde mejor que en casa? Cuando no se puede en la propia, en la Casa Nido.
We came to Donosti last year in August with our two children. For the older one we chose the German School, but our daughter Magdalena was too little to go there. Also, we were looking for something smaller, with fewer children and kind of a family atmosphere. One day, we coincidentally saw an ad with some words in Euskera, which we didn’t understand, but it seemed to have to do with small children. We looked it up on the internet and it turned out to be an association of childminders, which is quite a new and mostly unknown concept in Spain, although in Germany for example it’s very common. I met with Maria to get to know her a bit and talk about her ideas of childcare and we decided to start the adaptation in January. As I had enough time, we did quite a long adaptation period, where we allowed Magdalena to get to know the home, Maria and the other children quite well before starting with short separations from me. We increased the period of separation slowly and according to Magdalena’s wellbeing and added eating and sleeping time likewise. Our daughter started to like going to Maria’s, she was happy when we brought her there in the morning and was in a good mood all day long. During the time in the Casa Nido, Maria used to send us messages and pictures, telling us about how about they were doing. At the time of bringing and picking up there was always time for a small (or sometimes a little longer) chat, which was great for us, because in this way we could share important news regarding our child and also learn something about our daughter’s day. Like this, we built a relationship of trust and cooperation, and we felt that Maria was a great partner in the everyday task of parenting.
Maria spoke to the children in Spanish and Euskera. None of these languages is spoken in our home and we loved how Magdalena added these two to her language skills she is learning with us (German and Czech). She is now 19 months old and actively uses words in all four languages.
For Magdalena, now Maria is like another family member. She and also we parents trust her completely. We are very happy that we had this great possibility of Maria looking after our daughter and would like to thank her for her daily efforts, her sympathy and her loving care.
Tenemos dos hijos y el mayor pasó los dos primeros años con la abuela. Cuando nació el segundo, como no teníamos opción de dejarlo con la abuela, decidimos llevarlo a la guardería. Después de conocer las del barrio, dimos el nombre en una cercana a nuestra casa. Antes de empezar con la guardería, un día que fuimos al parque, un amigo del barrio nos habló de la Casa Nido de Idoia. No conocíamos ese manera de educar y cuidar a los niños, lo que nos produjo mucho curiosidad. Como las referencias eran tan buenas, quisimos conocer a Idoia. Desde el primer momento nos transmitió dulzura, cercanía y confianza.
La atención que recibe un niño en una guardería no tiene nada que ver con la que tiene en la Casa Nido, debido a que como mucho son 4 niños. Se respeta el ritmo de cada uno. La casa está totalmente adaptada a la edad del niño, y esto fomenta su autonomía. Todos los días salen a la calle. Los juguetes y materiales que hay en la casa son de calidad y didácticos, trabajando mucho la creatividad y experimentación.
Todas estas razones nos animaron a elegir la opción de la Casa Nido, dejando a un lado la guardería.
Después de pasar un año y medio en la Casa Nido de Idoia, podemos decir que sin duda fue la mejor decisión que tomamos, no solo por nuestra parte, sino que también por parte de nuestro hijo, porque allí tendrá su "segunda" familia. Creemos que gran parte de la alegría y dulzura de nuestro hijo es reflejo de lo recibido en la Casa Nido. ¿Cómo agradecer el amor, la atención y la paciencia que le han dado Idoia y Edurne a nuestro hijo? Mil gracias, ¡¡¡sois maravillosas!!!
Cuando estaba embarazada en seguida empecé a pensar en el periodo después de dar a luz. Quería tener todo lo más organizado posible. Y entre esas cosas lo que más me preocupaba es que sabía que por mi situación y mi tipo de trabajo me tendría que incorporar a los pocos meses y mi marido tampoco podía dejar de trabajar. Comenzamos a valorar las opciones, en nuestro caso, que no podía quedarse con nuestros familiares, teníamos en principio dos opciones: guardería o niñera. Ninguna de las dos opciones nos acababa de convencer, la niñera nos convencía en algunos aspectos (trato individualizado, cuidado en caso de enfermedades…) y la guardería nos convencía en otros (estar rodeado de más niños). El caso es que empezamos a informarnos y conocimos la existencia de las Casas Nido. Nos parecía la opción ideal, reunía lo mejor de las otras opciones. Nos decepcionó un poco cuando supimos que todavía en Guipúzcoa estaba muy poco extendido. Así que dejamos esta decisión para más adelante. A los dos meses de dar a luz tuvimos que retomar el tema porque la presión de la incorporación estaba ahí. Y tuve la suerte de encontrarme por casualidad un folleto de "Kabi Etxeak" en una tienda infantil. En seguida llamamos y fuimos a conocer a Idoia de Bihotzez Kabi Etxea. La verdad que íbamos un poco a la expectativa pero fue conocerla y conocer su hogar e inmediatamente comprendimos que "eso" era exactamente lo queríamos para Aitana. Ya vislumbramos ese primer día varias de las cualidades de Idoia que con el tiempo no hicieron más que confirmarse y afianzarse. Idoia es una persona dulce, amable, comprensiva, muy implicada en lo que hace, demuestra una dedicación total por lo que hace y eso por supuesto se demuestra en el trato con los niños y en el día a día con los padres. La sensación de dejarle allí era la misma que tenía al dejarla con mi madre, una total tranquilidad. Aitana iba feliz, allí además de cuidarla y mimarla, se ha potenciado su autonomía, su seguridad, su autoconfianza, su creatividad, todo de una forma libre pero sin descontrol. Como veis, estoy muy contenta con la experiencia, creo que entre las opciones que enumeraba antes esta es sin duda la que más me convence ya que el trato es totalmente individualizado (también con los padres), estás continuamente informado, existe una flexibilidad de horarios, salidas a la calle todos los días y además todo ello relacionándose con otros niños pero en grupos pequeños (de 4 niños). Ahora Aitana ya ha crecido y le ha tocado empezar el colegio pero estoy de nuevo embarazada y tengo claro que sin duda quiero repetir la experiencia con mi segundo hijo.